Mucha gente está preocupada por el calentamiento global, pero no saben qué hacer. Lo primero que hacer es entender la causa del problema y su raíz principal: la quema de combustibles fósiles. La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera determina en gran parte el clima, del cual la temperatura es una componente importante. A través del tiempo geológico, la cantidad de dióxido de carbono que entra a la atmósfera proveniente de fuentes naturales tales como erupciones volcánicas y la meteorización de rocas, ha sido gradualmente usada por la vegetación, mediante el proceso llamado fotosíntesis. En los últimos dos mil millones y medio de años, el carbono se ha acumulado temporalmente en la superficie terrestre en forma de vegetación y residuos de vegetación. Durante este tiempo, en mayor o menor grado, las cantidades sobrantes de carbono fueron permanentemente acumuladas debajo de la superficie, en la forma de depósitos fósiles de carbón, petróleo, y gas natural. En los últimos quinientos millones de años, conforme los animales fueron desarrollándose y evoluyendo, comenzaron a regresar a la atmósfera alguna parte del carbono acumulado en la vegetación, pues ellos viven mediante la comida y quema de alimentos, es decir la quema de materia orgánica. Este proceso, llamado respiración, regresa el dióxido de carbono a la atmósfera. En la naturaleza hay un balance entre los ingresos y egresos de dióxido de carbono; egresos mediante fotosíntesis, e ingresos mediante la respiración. Ahora tenemos el moderno Homo Sapiens. En los últimos dos siglos, el ser humano ha desarrollado máquinas con las cuales ha sido posible ejecutar el desarrollo económico. Solamente en las últimos cuatro décadas, la población del mundo se ha duplicado, y los números de estas máquinas (por ejemplo, automóviles) han aumentado considerablemente. En verdad, estas máquinas son animales artificiales, pues queman combustible, el cual es normalmente materia orgánica. Para mover las máquinas, el ser humano ha aprendido a quemar combustibles fósiles, es decir, el carbono sobrante acumulado en el substrato a través del tiempo geológico. El uso indiscriminado de combustibles fósiles está amenazando con echar a perder el delicado balance natural. Ahora entra mucho más carbono a la atmósfera cada día, del que puede ser removido por medios naturales. Los científicos creen que alguna parte de este carbono sobrante está siendo acumulado en la biósfera en forma de materia vegetal. Otra parte puede ser que esté siendo secuestrada en los océanos en cantidades que será dificil documentar con precisión. Sin embargo, los estudios demuestran que una parte importante de este exceso de carbono está siendo acumulado en la atmósfera. (De acuerdo al Instituto de Oceanografía Scripps, los registros de Mauna Loa, Hawai, muestran un aumento en la concentración de dióxido de carbono, en las capas medias de la troposfera, de 316 ppm en 1959 a 378 ppm en 2004, es decir, un aumento de casi 20% en los últimos 45 años). Los combustibles fósiles son el exceso de energía de la naturaleza, acumulados a través del tiempo geológico en el substrato, con el fin de preservar el clima del globo terrestre. Este es el problema que confronta la civilización actual: Los combustibles fósiles fueron guardados por la naturaleza; si los sacamos, en un tiempo comparativamente corto, a velocidades que exceden la velocidad de absorción natural, cambiaremos el clima actual a otro más caluroso. La solución obvia es que la sociedad global repiense el concepto de desarrollo con el fin de apartarse eventualmente de los combustibles fósiles. El objetivo debe ser tender hacia el desarrollo sustentable. Este último está basado en energías renovables, tales como energía solar, eólica, hidráulica, y de biomasa. Esto es técnicamente factible, pero su implementación es difícil, y requerirá de un liderazgo político excepcional. Además, el problema del calentamiento global presenta un dilema ético importante: la selección entre combustibles buenos y malos. Los combustibles buenos son los renovables, es decir, los que no pueden ser acumulados de una generación a otra. Los combustibles malos son los fósiles, acumulados en el substrato a través de milenios, para que de esa manera pueda ser preservado el clima, en el cual el ser humano hizo su evolución a través de más de quinientos mil años. |
Victor Miguel Ponce es profesor de ingenieria civil y ambiental en la Universidad Estatal de San Diego,
California, Estados Unidos de America. Su especialidad es hidrología, ciencias ambientales, y desarrollo sustentable.
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http://ponce.sdsu.edu/calentamiento_global.html | 070324 |