En 1984, visité la Universidad Estatal de Colorado, en Fort Collins,
mi alma mater, para participar en un homenaje a uno de mis profesores.
Al día siguiente viajé a Denver para visitar un amigo
de toda la vida con el que estuve en la Universidad,
en la década de los 70.
Esa noche, asistimos a un programa que se presentaba en el centro comunitario local.
Una señora mostraba las fotos que había tomado en un reciente viaje al Perú.
Entre las fotos que mostró, había algunas de las terrazas de Pisac,
en el departamento de Cuzco. Éstas mostraban
indudablemente uno de los monumentos más impresionantes y
mejor conservados
de la arquitectura de los Incas.
Al final de la presentación, respondiendo a las preguntas de los asistentes, la presentadora dijo: "Nadie sabe aún cómo los Incas
bombeaban el agua del río a las terrazas."
Obviamente ella no se había percatado que las
terrazas tenían
precisamente la finalidad de retener el agua, eliminando así
la necesidad de bombeo.
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