En Noviembre de 1994, se convino un simposio internacional en Tucson,
Arizona, en honor al Dr. Ken G. Renard
en ocasión de su jubilación.
Ken había dirigido el laboratorio del Servicio de Investigación
Agrícola del Departamento de Agricultura de los EE.UU. en Tucson por más de tres décadas. El nombre actual del laboratorio
es "Southwest Watershed Research Center."
Durante el simposio, Ken confió a los asistentes que el laboratorio
se había establecido en la década de 1950 con el propósito explícito
de evaluar cómo afectarían los programas de conservación
en las cabeceras de cuenca
al escurrimiento aguas abajo. El Departamento de Agricultura tenía
programas de conservación de ecosistemas en las cabeceras,
pero los usuarios de aguas abajo reclamaban que ellos tenían
derechos adquiridos sobre el agua producida aguas arriba. Por lo tanto, el propósito
original del laboratorio fue el de cuantificar los fenómenos de causa/efecto
en el ciclo hidrológico en zonas áridas.
Años después, los estudios concluyeron que los factores aplicables a zonas
húmedas no eran directamente transponibles a zonas áridas.
Eventualmente el propósito original del laboratorio
se expandió, incluyendo la modelación, la calidad del agua,
y la percepción remota.
En los últimos años, ha surgido una visión más clara
de la hidrología de zonas áridas.
El comportamiento no es necesariamente uno de causa/efecto,
caracterizado por una resta en una parte del sistema resultando en una suma en otra parte,
sino más bien uno controlado por procesos cibernéticos.
Las reducciones antropogénicas de evapotranspiración, por ejemplo, la
tala de bosques y matorrales,
pueden causar cambios climáticos locales tendientes a reducir la escorrentía a mediano plazo.
Asimismo, los incrementos en evapotranspiración pueden causar
incrementos en escorrentía.1
1 Ponce, V. M., and A. K. Lohani, and P. T. Huston. 1997. Surface albedo and water resources: Hydroclimatological impact of human activities. ASCE Journal of Hydrologic Engineering, 2(4), October, 197-203.
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