En el invierno del 2002, nuestro grupo de investigación Ojos Negros visitó el Arroyo El Barbón,
en Baja California. La tarea era localizar e inspeccionar varios pozos de agua. Esperábamos usar
esta información para determinar la profundidad a la napa freática.
Las regulaciones emergentes para extracción
de arena de los lechos de los arroyos estaban requiriendo a los operadores el mantener una capa no saturada
de 4 m de profundidad para la protección del acuí fero.
Al acercarnos a uno de los pozos, notamos algo inusual. Pronto nos dimos cuenta que el pozo no estaba bien
mantenido, y que un panal de abejas se había establecido en el cabezal del pozo.
Uno de los miembros más
jóvenes de nuestro equipo sugirió que espantáramos a las abejas y procediéramos
a inspeccionar
el pozo. Mi respuesta fue rápida y clara: " Vámonos de aquí ahora mismo."
Es muy riesgoso el perturbar un panal de abejas; el resultado podría ser fatal.
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