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En agosto de 1996, fui invitado a una conferencia en Bolivia,
la cual examinó los impactos ambientales de la Hidrovía Parana-Paraguay en el Pantanal del Mato Grosso.
Un día antes de la conferencia, cené en La Paz con un ingeniero colega.
Conversamos sobre varios temas, entre ellos
la inestabilidad de la superficie libre en canales. Mi interlocutor me impresionó favorablemente con su amplio dominio del tema.
Al día siguiente viajamos a Santa Cruz de la Sierra, donde la conferencia iba a realizarse.
La presentación de mi colega fue altamente técnica, y en voz monótona, lo que causó que su mensaje se perdiera.
Yo presenté un resumen de mi trabajo sobre
los impactos hidrológicos y ambientales de la Hidrovía.
La última presentación del día fue dada por una persona que habló muy bien, en forma
fácilmente entendible, sin duda la mejor presentación del día.
Un tanto sorprendido por la diferencia de estilos, tuve curiosidad por preguntar cuál era su especialidad.
Me respondió: "Ciencias de la Comunicación." Esto indudablemente aclaró la situación,
pero me quedé pensando que tal vez
nos encontrábamos en el clásico caso de la diferencia entre forma y fondo.
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