En la década de los años 1970, durante mi estadía en la Universidad Estatal de Colorado,
tuve el grato placer de interaccionar en varias oportunidades
con el Dr. Vujica Yevjevich,1 un caballero de diversos talentos.
En ese tiempo, él era director del programa de estudios de posgrado
en hidrología, mientras que su colega el Dr. Daryl Simons
desempeñaba un cargo similar en
el programa de hidráulica.
Un gran número
de los estudiantes de estos programas lideran ahora el desarrollo de la hídrología y la hidráulica
a nivel mundial.
El Profesor Yevjevich tenía un gran sentido del humor.
En una ocasión contó
a un grupo de alumnos que, en base a su experiencia, si Ud. era un especialista en hidráulica, su descendencia sería varones,
mientras que si su campo era la hidrología, serían mujeres.
En prueba
se remitía simplemente a los hechos: El Dr. Simons tenía tres hijos, mientras que él tenía tres hijas.
Siguiendo esta regla, si Ud. trabaja en ambos campos, como es usual, tendrá descendencia mixta. No me tomó mucho tiempo
en comprobar que éste era mi caso: yo tengo un hijo varón y una hija mujer.
La regla del Profesor Yevjevich no se aplica universalmente; sin duda las excepciones confirman la regla. Pero una cosa es muy cierta:
Es una excelente anécdota. Me pregunto si tiene algo que ver con la caza y el acopio,
aptitudes proverbiales de machos y hembras.
La hidráulica nos recuerda más a la caza, mientras que la hidrología está más en línea con el acopio.
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