En 1979, viajé por primera vez al Pantanal de Mato Grosso, en Brasil,
para trabajar en un proyecto de desarrollo integral de la cuenca del Río Paraguay.
Mi objetivo era modelar el río para examinar el efecto de la retención de agua en varios embalses
propuestos cerca a la cabecera de la cuenca.
Nuestro equipo de trabajo hizo una visita de inspección al Pantanal el día 24 de abril,
llegando a la ciudad de Porto Murtinho
a tiempo para presenciar el traslado temporal de la ciudad a zonas altas,
en preparación para la avenida anual, cuyo pico estaba previsto tres semanas después.
Porto Murtinho está ubicado cerca del punto más aguas abajo del Pantanal.
Por tanto, no era inusual que,
coincidiendo con el pico de la avenida anual, el río saltara sus bancos
e inundara las áreas subyacentes,
En el verano de 1992 regresé a Porto Murtinho, y esta vez encontré una situación muy diferente.
Con recomendación
europea, se había construido un polder en el interim, y la ciudad estaba ahora
completamente circundada
por un dique de 3 m de altura. Esta obra
controlaba las inundaciones y proporcionaba una nueva seguridad
contra los daños causados por aquéllas.
Observando la obra, parado encima del dique, pensé
que el control de inundaciones se había obtenido
a costo de la pérdida de la vista del río. Confirmé una vez más que algo bueno siempre trae
consigo algo malo.
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