Cuenta la historia que Nicolás Maquiavelo y Leonardo Da Vinci, los afamados florentinos,
colaboraron en una singular empresa civil y militar para
privar de agua a la vecina ciudad de Pisa,
con el fin de someterla.
Hacia la primavera de 1504, Pisa había permanecido independiente de Florencia por casi una década.
Por ese tiempo, Leonardo convenció a los gobernantes de Florencia, la cual está ubicada aguas arriba de Pisa,
a embarcarse en la construcción de un canal para derivar las aguas del río Arno, para de
esta manera quitarle el agua a la cual Pisa
estaba acostumbrada a disponer.
El proyecto era difícil, pero Leonardo gozaba de una excelente reputación como ingeniero militar, y estaba convencido de su factibilidad. Maquiavelo, que
en ese tiempo era Vice-Canciller de la republica florentina, fue encargado de la supervisión.
La derivación del Arno se presentaba no sólo como una manera de forzar a los pisanos al sometimiento,
sino también un medio
para garantizar el control de inundaciones en la ciudad de Florencia.1
Aunque el proyecto del canal fue concebido por Leonardo,
su construcción fue encargada a un ingeniero de
mediana reputación llamado Colombino.
El constructor hizo algunos cambios al diseño original, mayormente para apaciguar a Maquiavelo, el cual demandaba más
rapidez en su ejecución.
Cuando las cosas no funcionaron de acuerdo al plan, Maquiavelo comenzó a dudar del diseño.
Para empeorar las cosas, hacia la primera semana de octubre, una
fuerte tormenta trajo abajo las paredes del nuevo canal.
Después de esto el proyecto fue abandonado y los pisanos se encargaron de rellenar el canal.
Así terminó la breve y desafortunada incursión
conjunta de Maquiavelo y Leonardo en la ingeniería hidráulica.
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