En 1993 visité por primera vez el Cañon del Colca, el cual yace en las estribaciones occidentales
de los Andes, a unas seis horas de viaje por carretera desde
Arequipa, Perú. Estuve acompañado por un colega y un chofer.
Para hacer el viaje más interesante, decidimos no regresar desde "El Mirador del Condor" hacia Arequipa, sino continuar por
la carretera afirmada hacia el Oeste, para llegar eventualmente
a la Carretera Panamericana. El circuito nos tomó aproximadamente unas 18 horas.
Durante el camino, tuvimos oportunidad de disfrutar del magnífico paisaje de los Andes de la costa peruana.
Al llegar al pueblo de Huambo, me urgió ir al baño y le dije
al chofer que parara en un lugar apropiado.
El chofer paró en una tienda en una esquina. Me bajé del carro, entré
en la tienda, y le dije a la señora que estaba detrás del mostrador, casi suplicante:
"Puedo usar su bañito?"
Me miró sorprendida, sin mayor ánimo, y dijo: "No tenemos eso aquí."
A manera de explicación, hizo una moción con las manos hacia afuera,
y dijo, en tono lento, para estar segura de que yo había comprendido:
"Cuando alguien quiere ir al baño aquí, lo hace de alguna manera."
Fue una lección del Perú rural que no olvidaría jamás.
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