En abril de 1996, fui invitado a participar en una conferencia en Santa Catarina, Brasil,
convocada por la Universidad Regional de Blumenau (URB)
para examinar los impactos ambientales del proyecto
de control de inundaciones mediante diques laterales en el Río Itajaí en Blumenau.
La noche del primer día de la conferencia, me reuní con varios participantes
a la hora de la comida en un restaurante de la localidad.
Durante la comida, conversé con un hombre joven,
quién me contó que estaba terminando su doctorado en la Universidad
de Milán, y que pronto retomaría
su cargo de profesor de ingeniería civil en URB.
Le pregunté sobre su tema de disertación,
y me dijo que estaba aplicando la onda difusiva
con modelación digital del terreno para simular el escurrimiento superficial distribuido en
cuencas.
Notando mi interés en el tema, dijo:
"Estoy usando el método
Muskingum-Cunge, con la contribución lateral calculada con el
coeficiente C3 derivado por un tipo llamado Ponce."1
Mi respuesta no se hizo esperar y le sorprendió sobremanera: "Yo soy ese tipo."
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