Durante mis visitas a la India durante la década de los años 90, tuve el placer de ser invitado
a comer en más de una ocasión.
Invariablemente, la experiencia fue muy placentera, aunque las costumbres eran marcadamente diferentes.
La comida era usualmente servida un par de horas después de la hora de la invitación.
A la hora de la comida, se habría una cortina, el cual revelaba una mesa llena de una gran variedad de platos.
Algún tiempo después, aprendí que era una costrumbre local el comenzar a preparar la comida sólo
después del arribo de los invitados,
para asegurar que estuviera fresca a la hora de la comida.
Ademas, el tiempo preliminar se usaba en conversación amena.
La gran cantidad de platos mostraba la variedad de la gastronomía local, a la vez que aseguraba que los invitados
no quedaran insatisfechos.
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