1. Agua y nutrientes
El agua y los nutrientes son recursos naturales fundamentales; sin embargo,
aquí vemos que están en oposición en ambos extremos del espectro climático de precipitación.
Donde hay mucha agua,
los nutrientes son escasos; por el contrario,
donde hay muy poca agua, los
nutrientes abundan. Los ecosistemas necesitan agua y nutrientes en cantidades suficientes;
por lo tanto, se presenta el dilema del recurso agua-tierra.
En regiones
húmedas, en las cuales
la precipitación es más de 1600 mm por año,
los nutrientes se han lixiviado
durante milenios y sólo quedan cantidades limitadas
en el perfil del suelo. Por ejemplo,
en las selvas tropicales, la mayoría de los nutrientes se almacenan en el dosel y se
recirculan a través de una biodegradación efectiva de los residuos vegetales. En regiones áridas, en las cuales
la precipitación
es inferior a 400 mm, generalmente no hay suficiente humedad ambiental
para soportar el crecimiento diverso del ecosistema; sin embargo, hay muchos nutrientes
geológicamente nuevos, almacenados en el suelo. Por lo tanto, los desiertos son fértiles;
una vez irrigados, tienden a ser muy productivos.
La precipitación media anual terrestre es de alrededor de 800 mm. Esta cantidad de
precipitación está en medio del espectro climático, separando las regiones semiáridas
(menos de 800 mm) de las regiones subhúmedas (más de 800 mm). Como las regiones áridas
tienen agua limitada y las regiones húmedas tienen nutrientes limitados, se deduce
que la disponibilidad de agua y nutrientes debe ser cercana a la óptima en el centro
del espectro climático de precipitación, es decir, a 800 mm.
Los humanos interactúan con su entorno y, al hacerlo, evitan instintivamente establecerse
en regiones donde el agua o los nutrientes son escasos. Un ejemplo claro:
el desierto del Sahara y
la selva amazónica, ambos muy poco poblados por la civilización
(Fig. 1). Hay que tener en cuenta que la Europa Central se
estableció temprano porque su precipitación anual promedio es cercana al valor anual promedio
terrestre (800 mm). A lo largo de la historia, el ser humano se ha asentado
preferentemente en regiones climáticas ubicadas entre 600 y 1200 mm. Dentro de este rango, el
agua y los nutrientes son lo suficientemente abundantes como para satisfacer las necesidades
de los ecosistemas, con relativamente poco desperdicio de agua y nutrientes.
Las mejoras en la organización social y política, junto con un salto cuántico en
saneamiento y salud pública, han sido responsables del crecimiento explosivo de la
población mundial, que actualmente se estima en alrededor de 7.800 millones de personas (2020).
2. El asentamiento de regiones áridas
Para asentar regiones áridas, los seres
humanos han aprendido, por necesidad, a mover el agua, desde
donde existe en grandes cantidades hasta donde escasea. Por lo tanto, se reconoce el propósito fundamental de la hidráulica:
"Mover el agua hacia donde está la gente".
Esto ha llevado al riego, practicado
durante milenios por diversas civilizaciones.
Surgen dos problemas en esta situación: (1) el aumento de los asentamientos
obligará al agua a escasear, y (2) una mayor explotación de la tierra dará como resultado
la producción de grandes cantidades de desecho de nutrientes (sales no utilizadas).
Por lo tanto,
las sociedades humanas deben aprender a limitar el uso del agua y manejar el exceso de
sales. Si continúa la colonización de tierras áridas, el agua importada debe usarse con cuidado.
Igualmente importante, el exceso de sales debe manejarse con prudencia. La experiencia demuestra
que es fácil importar el agua, pero no
exportar las sales. La historia está repleta de
relatos de cómo diversas civilizaciones no lograron exportar el exceso de sales, degradaron buenas
tierras y perecieron en el proceso.
En resumen, el desarrollo humano en áreas
desérticas conlleva la necesidad de importar agua y
exportar sales. Por ejemplo: en Wellton-Mohawk, Arizona, el canal
principal y el drenaje principal corren paralelos entre sí, pero en diferentes direcciones (Fig. 2).
Esto asegura la importación de agua y la exportación de sales, asegurando así la sostenibilidad del
proyecto de riego.
Fig. 2 Importación de agua por canal principal (izquierda) y exportación de sales |
200222 09:00 |