1. INTRODUCCIÓN Existe una controversia contínua con respecto a la naturaleza y aplicabilidad del modelo de onda cinemática. Tanto los investigadores como los profesionales han informado de los éxitos y fracasos del modelo, y siguen apareciendo artículos en la literatura que describen lo que el modelo puede y no puede hacer (Hromadka y DeVries, 1988). Las áreas de preocupación actuales se centran en los siguientes temas: (1) Si la onda cinemática puede describir la difusión física y, de ser así, en qué circunstancias; (2) si la onda cinemática puede eventualmente reemplazar a otros métodos bien establecidos de generación de escurrimiento superficial tales como el hidrograma unitario; y (3) si el choque cinemático es tan común en la práctica como parecen indicar los cálculos. Si bien las respuestas a estas preguntas se pueden encontrar en la literatura, están dispersas entre varias fuentes y no son fácilmente accesibles. Esta dificultad parece estar alimentando la controversia actual (Dawdy, 1990; Goldman, 1990; Hromadka y DeVries, 1990; Merkel, 1990; Unkrich y Woolhiser, 1990; Woolhiser y Goodrich, 1990). Por lo tanto, el objetivo del presente artículo es revisar el concepto de onda cinemática, delinear su rango de aplicabilidad y examinar críticamente la filosofía general de su modelado. Se espera que esta revisión ayude a centrar la atención de investigadores y profesionales para que la controversia pueda llegar a un final oportuno.
2. ESTUDIOS PREVIOS El concepto de onda cinemática está bien establecido entre los métodos existentes para resolver problemas de flujo no permanente en canales abiertos, unidimensionales y gradualmente variados. En contraste con la onda dinámica, que presenta un componente de inercia significativo, la onda cinemática es aquélla en la que el componente de inercia es demasiado pequeño para tener alguna importancia práctica. En el modelado del flujo no permanente en canales abiertos, surge un primer tipo de onda cinemática cuando las ecuaciones de gobierno se simplifican al omitir los términos de inercia local, inercia convectiva, gradiente de presiones y fuente-momento (Lighthill y Whitham, 1955). Un segundo tipo, menos restrictivo, se puede formular despreciando los términos de inercia local, inercia convectiva y fuente-momento, pero manteniendo el término de gradiente de presiones (Hayami, 1951). Para evitar confusiones entre estos dos tipos de ondas cinemáticas, es práctica común referirse al primer tipo como onda cinemática propiamente dicha y al segundo como onda difusiva, u onda de difusión (Ponce y Simons, 1977). Desde el punto de vista físico, el supuesto de onda cinemática equivale a sustituir una fórmula de flujo uniforme (tal como la de Manning o Chezy) por la ecuación de movimiento. En esencia, dice que en lo que respecta al momento, el flujo puede considerarse permanente. Sin embargo, la impermanecia del fenómeno se conserva mediante la tasa de aumento temporal en la ecuación de continuidad (Liggett, 1975). La implicación del supuesto de onda cinemática es que el flujo no permanente en canales abiertos se puede visualizar como una sucesión de flujos uniformes permanentes, con la pendiente de la superficie del agua permaneciendo constante en todo momento. Esto, por supuesto, puede conciliarse con la realidad sólo si la inestabilidad del flujo es muy leve, es decir, si los cambios en el momento son realmente insignificantes en comparación con las fuerzas que impulsan el componente permanente del movimiento (gravedad y fricción). Desde el punto de vista matemático, el supuesto de onda cinemática da como resultado una simplificación considerable de la ecuación de movimiento, reduciéndola a una expresión de flujo uniforme (como, por ejemplo, la ecuación de Manning). La combinación de esta última ecuación con la ecuación de continuidad resulta en una ecuación diferencial parcial de primer orden, denominada ecuación de la onda cinemática:
en la cual Q = caudal; c = celeridad de la onda; qL = flujo lateral;
x = variable espacial; y
en la cual q = caudal unitario; i = intensidad de lluvia efectiva; y los términos restantes han sido definidos anteriormente.
La celeridad de la onda cinemática se define como la pendiente de la curva de gasto, ya sea caudal-área La Ecuación 1 (y por extensión, la Ec. 2) es una ecuación diferencial de primer orden; por lo tanto, puede describir la convección pero no la difusión, el cual es un proceso de segundo orden. En la práctica, esto significa que la ecuación de la onda cinemática puede describir el traslado de una onda de inundación, pero no su atenuación a medida que ésta se propaga corriente abajo. A pesar de que la Ec. 1 no puede describir la difusión, se reconoce que es una ecuación cuasi-lineal porque la celeridad de la onda cinemática es una función del caudal. Esto le da a las ondas cinemáticas la tendencia a cambiar de forma a medida que se propagan. Si la celeridad aumenta con el caudal, la cara delantera de la onda se empinará; contrariamente, si la celeridad disminuye con el caudal, la cara delantera de la onda se atenuará. En el flujo superficial y en el flujo de la corriente propiamente dicha, la tendencia es que la onda se empine; en el flujo de la corriente poco profunda fuera de la orilla, la tendencia es que la onda se atenúe.
3. SOLUCIONES DE ONDA CINEMÁTICA
La solución de la Ec. 1 (o Ec. 2) se puede intentar de varias maneras.
Las soluciones analíticas son posibles para los modelos lineales de las
ecuaciones de gobierno [ver, por ejemplo, Lighthill y Whitham, 1955; y Ponce y Simons, 1977]. Estas soluciones describen la convección de una cantidad de flujo (Q o q) con la celeridad c
en ausencia de difusión. Las soluciones numéricas son posibles
utilizando ya sea el método de características o el de diferencias
finitas. Los primeros trabajos sobre la onda cinemática utilizaron el
método de características. En las aplicaciones de flujo superficial,
la no linealidad (o más bien, la cuasi-linealidad) de los fenómenos
generalmente conducen a un empinamiento de la onda y al eventual
desarrollo de un choque cinemático.
4. DIFUSIÓN Y DISPERSIÓN NUMÉRICAS
Aunque las soluciones de ondas cinemáticas que utilizan el método de
características son propensas al desarrollo de choques, aparentemente
debido a su falta de difusión, las soluciones que utilizan el método de
diferencias finitas muestran un comportamiento diferente.
La presencia de difusión y dispersión numéricas en una solución
utilizando el método de diferencias finitas está en el centro de la
controversia que rodea al modelo de onda cinemática. Un esquema numérico
se caracteriza por sus gráficas o retratos de error,
en amplitud y fase
Las soluciones por diferencias finitas de la ecuación de onda cinemática
exhiben cantidades variables de difusión y dispersión numéricas,
dependiendo del tipo de esquema utilizado para discretizar la Ec. 1 (o
Ec. 2). Los esquemas (totalmente) centrados son de segundo orden y no
exhiben difusión numérica. Sin embargo, estos esquemas pueden exhibir
alguna dispersión numérica para números de Courant diferentes de 1. (En la
teoría de ondas cinemáticas, el número de Courant se define como la
relación entre la celeridad física, es decir, la celeridad de la onda
cinemática c, y la "celeridad de la malla discreta" Δx /Δt, con Δx = el incremento espacial, o paso espacial, y Δt
= el incremento temporal, o paso temporal). Los esquemas descentrados
son de primer orden, exhibiendo cantidades variables de difusión
numérica, dependiendo del tamaño de Δx y Δt.
La difusión numérica surge debido a la omisión del término de segundo
orden de la correspondiente expansión de la serie de Taylor de las
diferencias finitas. La dispersión numérica surge debido a la omisión
del término de tercer orden de la expansión de la serie de Taylor
La difusión numérica se manifiesta como la difusión o atenuación del
hidrograma calculado. La dispersión numérica se manifiesta como dispersión; es decir, como el empinamiento o aplanamiento del componente ascendente del hidrograma calculado. En ciertos casos extremos, la dispersión numérica es responsable de las ondulaciones, o los (usualmente pequeños) valores negativos observados al principio o al final del hidrograma (Hjelmfelt, 1985). En la práctica, estos valores negativos son pequeños y desaparecen, junto con los otros rastros de dispersión numérica, cuando los intervalos de espacio y tiempo se seleccionan de tal manera que el número de Courant se aproxime a 1. Dado que la difusión y dispersión numéricas son inherentes a la elección de los intervalos de espacio y tiempo (y su relación con respecto a la celeridad de la onda, o perturbación), el resultado de una solución en diferencias finitas de las Ecs. 1 o 2 depende del tamaño de la malla; es decir, el hidrograma de escorrentía calculado varía con la elección del tamaño de este tamaño. Por lo tanto, parece inútil intentar "calibrar" un modelo de onda cinemática variando un parámetro físico como la n de Manning para hacer coincidir los resultados calculados con los datos observados. Esta práctica equivale a ajustar curvas; en el mejor de los casos, es un buen modelo conceptual, pero no debe interpretarse como un modelo determinístico.
5. MODELADO DE ONDAS DE DIFUSIÓN En la práctica, los hidrogramas de escorrentía medidos y calculados muestran una cierta cantidad de difusión. Para simular correctamente esta difusión, es necesario extender la teoría de onda cinemática para abarcar la teoría de onda de difusión. Siguiendo a Hayami (1951) y Lighthill y Whitham (1955), la ecuación de onda de difusión se deriva despreciando los términos de inercia local, inercia convectiva y fuente-momento en la ecuación de movimiento, lo que lleva a la siguiente ecuación para el flujo en un canal:
y una ecuación similar para el flujo superficial:
con v = difusividad hidráulica, definida como sigue:
y So = pendiente del fondo; y los demás términos han sido definidos anteriormente. Las Ecs. 3 y 4 describen el movimiento de ondas cinemáticas con componente de difusión. A diferencia de sus contrapartes las Ecs. 1 y 2, las Ecs. 3 y 4 son ecuaciones diferenciales parabólicas de segundo orden y, por lo tanto, pueden describir la difusión física, con el coeficiente de difusión definido por la Ec. 5. La ecuación de la onda de difusión se puede resolver analíticamente, lo que lleva a la solución de la analogía de difusión de Hayami para las ondas de avenida, o numéricamente, con la ayuda de un esquema de diferencias finitas para ecuaciones parabólicas, como el esquema de Crank-Nicolson (Crandall, 1956). Una tercera alternativa es extender la solución en diferencias finitas de la onda cinemática al ámbito de las ondas de difusión, haciendo coincidir las difusividades físicas y numéricas (Cunge, 1969; Dooge, 1973). La difusividad física es la difusividad hidráulica dada por la Ec. 5. La difusividad numérica es el coeficiente de difusión numérico del modelo de onda cinemática discretizada, es decir, el coeficiente del término de error principal (de segundo orden). Cuando se utiliza el esquema de Muskingum para modelar la onda cinemática, este método se denomina modelo de Muskingum-Cunge (Flood 1975; Ponce y Yevjevich, 1978). El método Muskingum-Cunge tiene la ventaja significativa sobre los modelos de ondas cinemáticas convencionales en que el resultados es esencialmente independiente del tamaño de la malla (Ponce y Theurer 1982; Ponce, 1986). Por lo tanto, la calibración requiere sólo una pequeña modificación de los parámetros de fricción y de sección transversal, tales como el n de Manning y el exponente de la curva de gasto (ya sea β para el flujo en canales o m para el flujo superficial). Entonces, la elección de intervalos espaciales y temporales se basa únicamente en consideraciones de escala.
6. APLICABILIDAD DE LAS ONDAS CINEMÁTICAS El problema de la aplicabilidad de las ondas cinemáticas ha interesado tanto a investigadores como a profesionales. Aunque las ondas cinemáticas se utilizaron originalmente para simular los caudales de los ríos (Seddon, 1900), es en el campo del flujo superficial donde surgieron por primera vez las preguntas con respecto a su precisión y aplicabilidad. Entre estas contribuciones destaca la de Woolhiser y Liggett (1967), quienes identificaron el parámetro k definido de la siguiente manera:
para caracterizar la aplicabilidad de la onda cinemática a situaciones de flujo superficial. En la
Ponce et al. (1978) utilizaron una solución analítica del conjunto de
ecuaciones linealizadas (Lighthill y Whitham, 1955) para desarrollar
criterios para la aplicabilidad de ondas cinemáticas y de difusión para el caso del
flujo en canales abiertos. Ellos utilizaron perturbaciones sinusoidales al
flujo medio,
en el cual uo = velocidad media del flujo; do = profundidad de flujo;
Para las ondas de difusión, el parámetro τ/Fo, en el cual Fo
= número de Froude del flujo normal, es un mejor
descriptor de la precisión del cálculo, teniendo en cuenta los errores de
fase y de amplitud. El criterio de aplicabilidad para las ondas
de difusión esta dado por la siguiente ecuación
en la cual g = aceleración de la gravedad; y los términos restantes han sido definidos anteriormente. Ponce et al. (1978) confirmaron las conclusiones de Lighthill y Whitham (1955), así como las de varias otras personas, que la mayoría de las situaciones de flujo superficial satisfacen el criterio de onda cinemática, y que la mayoría de los casos de propagación de ondas de inundación en canales (excluyendo aquéllos con un control significativo aguas abajo) satisfacen el criterio de onda de difusión. Sólo en situaciones con tendencias disipativas marcadamente fuertes (por ejemplo, una onda de inundación que se produce con la rotura de una presa); el flujo hacia grandes embalses (con efectos de remanso considerables); o inversiones en la dirección de flujo, sería necesario recurrir a la onda dinámica para describir adecuadamente la propagación de las ondas. 7. FLUJO SUPERFICIAL VERSUS HIDROGRAMA UNITARIO
El problema de si una solución de onda cinemática de flujo superficial
puede reemplazar (y quizás eventualmente retirar) el hidrograma unitario
como un método práctico de generación de escorrentía continúa siendo un
tema controversial. Debido a las diferencias fundamentales entre estos
dos métodos, no parece que se llegue a una resolución de este conflicto
en un futuro cercano. La solución de onda cinemática del flujo
superficial es un método determinístico, de parámetros distribuidos,
el cual hace
uso extensivo de datos hidráulicos (parámetros geométricos y
de fricción). La onda cinemática es principalmente aplicable a pequeñas cuencas (menores a En contraste con la solución de onda cinemática de flujo superficial, el hidrograma unitario es un modelo conceptual de generación de escorrentía, agrupado espacialmente y basado exclusivamente en datos hidrológicos (mediciones de aforos). Aunque originalmente se derivó para grandes cuencas hidrográficas (Sherman, 1932), se ha encontrado que el método tiene aplicabilidad primordial para cuencas medianas, es decir, aquéllas mayores a 2,5 km2 pero menores a 1000 km2. Si bien estos límites son hasta cierto punto arbitrarios, tienden a reflejar la práctica actual de la ingeniería hidrológica. Además, en el contexto de un modelado adecuado (es decir, con la subdivisión de cuencas hidrográficas), la aplicabilidad del hidrograma unitario se extiende efectivamente a cuencas grandes. Dado que la solución de onda cinemática de flujo superficial es principalmente aplicable a cuencas pequeñas, y que el hidrograma unitario se aplica principalmente a cuencas medianas (y, por extensión, a las grandes), parece que debería haber poca superposición entre estos dos métodos. En la práctica, sin embargo, los modelos existentes [por ejemplo, el modelo HEC-1 del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE. UU. (HEC-1, 1985)] permiten a los usuarios la posibilidad de elegir entre estos dos métodos para resolver problemas de escurrimiento, independientemente de la escala. Esto lleva a la pregunta de cuál de los métodos es mejor o más preciso para un problema dado, un problema que no tiene una respuesta fácil. Los métodos son de naturaleza tan diferente y tienen necesidades de datos tan diferentes que no son fácilmente comparables. Quizás el único argumento defendible a este respecto es que la solución de onda cinemática debería aumentar en precisión a medida que disminuye el tamaño de la cuenca; y el hidrograma unitario debería aumentar en practicidad a medida que aumenta el tamaño de la cuenca. Es probable que las comparaciones específicas entre los dos métodos den lugar a discusiones acaloradas, pero no parece probable que el problema central de precisión se resuelva pronto. Por un lado, la solución de onda cinemática del flujo superficial se basa en el conocimiento imperfecto de los mecanismos de fricción, incluida la estimación del n de Manning y del exponente m de la curva que describe el régimen mixto laminar-turbulento que caracteriza la mayoría de las situaciones de flujo superficial. Asimismo, el hidrograma unitario tendría que verificarse con datos concurrentes de lluvia-escorrentía, los cuales no están fácilmente disponibles en los casos de cuencas de tamaño mediano.
Teniendo en cuenta el problema de la escala, la solución de onda
cinemática tiene la ventaja significativa de que puede describir
variaciones espaciales y/o temporales de precipitación y rugosidad, lo
que el método del hidrograma unitario, en virtud de ser agrupado, no
puede hacer.
A medida que las soluciones de ondas cinemáticas continúen madurando,
particularmente con el advenimiento de una descripción físicamente
significativa de la difusión de la escorrentía, se allanará el camino
para que los dos métodos se complementen entre sí. Existe una necesidad imperiosa de desarrollar
hidrogramas unitarios sintéticos que vayan más allá de la práctica
establecida [el hidrograma unitario de Snyder, para seguir la práctica
del Cuerpo de Ingenieros; o el hidrograma adimensional NRCS, para seguir al Servicio
de Conservación de Recursos Naturales, (USDA: SCS 1985)]. Actuando sobre
esta necesidad, la Oficina de Recuperación de Tierras de los EE. UU. ha
desarrollado un conjunto de hidrogramas unitarios sintéticos regionales
para su uso dentro de su jurisdicción (11 estados del Oeste de los Estados Unidos)
(USBR: Design 1987). En un intento por superar las deficiencias
de los hidrogramas unitarios sintéticos convencionales, las agencias
locales se dedican a desarrollar hidrogramas unitarios sintéticos del
tipo hidrograma S (Sabol 1987, 1990). Se prevé que, en el contexto de un modelado
adecuado, el modelo de onda cinemática de flujo superficial se puede
utilizar como una herramienta para desarrollar hidrogramas unitarios
sintéticos prescindiendo de una red extensa Un precedente para el uso de modelos para sintetizar los caudales máximos ya existe en la práctica hidrológica estadounidense: el método TR-55 (USDA: "Urban" 1986). Este método NRCS de generación de flujos pico se desarrolló utilizando el modelo de cuenca TR-20 (USDA: "Computer" 1983) para generar flujos picos sintéticos tomando en cuenta las propiedades de concentración de la cuenca, la distribución temporal regional de la lluvia y los mecanismos de infiltración y de almacenamiento de las depresiónes. El método TR-55 mejora el método racional, sustituyendo el modelado por el empirismo, y conduciendo a mejores y más consistentes predicciones de escurrimiento.
8. CHOQUE CINEMÁTICO El choque cinemático fue tratado en detalle por Lighthitll y Whitham (1955); y desde entonces, varios estudios se han esforzado por analizar sus causas y efectos. Aún así, el tema continúa desconcertando a investigadores y profesionales por igual (Cunge, 1969; Kibler y Woolhiser, 1970). El choque surge debido a la característica no lineal de las ondas cinemáticas, la cual bajo las condiciones apropiadas, puede resultar en que la onda cinemática se empine hasta el punto en que pueda convertirse, para todos los propósitos prácticos, en una muralla de agua. (En situaciones de flujo superficial, la "muralla de agua" sería una pequeña discontinuidad en el perfil de la superficie del flujo). El choque es una consecuencia directa de la tendencia no lineal a empinarse, que es promovida bajo las condiciones detalladas en el cuadro adjunto (Ponce y Windingland, 1985)
Las cuatro condiciones físicas anteriores contribuyen al desarrollo del
choque. Cuando todas ocurren al mismo tiempo, es muy probable que se
desarrolle el choque. Si sólo uno o dos de ellas están presentes, es
posible que el choque no se desarrolle. Si bien el choque cinemático ha
sido interpretado de manera diferente por varios autores [véanse, por
ejemplo: Cunge, 1969 y Kibler y Woolhiser, 1970], no hay duda de que
el choque es físico y que ocurre bajo el conjunto adecuado de
circunstancias altamente oportunas. Desafortunadamente, en la
literatura se carece de documentación adecuada de la ocurrencia de
choques cinemáticos. Las mediciones son
casi imposibles, y los avistamientos son todo lo que los observadores
diligentes pueden esperar. Habiendo sido identificadas las condiciones para el desarrollo del choque cinemático, queda la pregunta de si el choque cinemático es tan común en la práctica como parecieran indicar los cálculos que utilizan un modelo de onda cinemática de flujo superficial. Por ejemplo, el choque es una ocurrencia común en soluciones de ondas cinemáticas usando el método de las características. Esto es comprensible, ya que este método resuelve la ecuación de onda cinemática sin introducir difusión numérica. Un ejemplo: Kibler y Woolhiser (1970) utilizaron el método de las características para estudiar la cascada de planos como un posible modelo hidrológico, y pudieron derivar un parámetro de choque cinemático en función de las características geométricas y de fricción de dos planos adyacentes. Sin embargo, al resumir sus hallazgos, Kibler y Woolhiser observaron lo siguiente:
El choque es una ocurrencia mucho menos común en soluciones de
diferencias finitas, particularmente cuando éstas presentan un
componente sustancial de difusión numérica.
En la práctica, el choque es algo poco común en los canales naturales.
En situaciones de flujo superficial, la presencia de choques se ha
documentado bajo circunstancias altamente selectivas, generalmente en
conexión con flujo superficial en planos rectangulares largos de
pendiente constante (como las escorrentías intensas en calles empinadas y estacionamientos). La resolución de este conflicto parece estar en la descripción adecuada de la difusión de la escorrentía dentro del contexto de una solución de onda cinemática sensu lato. La difusión contrarrestará eficazmente la tendencia al empinamiento no lineal, la cual es la causa principal del choque. Una mejor formulación de onda cinemática conducirá solo a casos aislados de la presencia del choque y, por lo tanto, estará mucho más de acuerdo con la realidad física.
9. EXTENSIÓN DINÁMICA PARA ONDAS CINEMÁTICAS Bajo un adecuado conjunto de supuestos de linealización, la teoría de ondas cinemáticas puede extenderse al ámbito de las ondas dinámicas (Ponce, 1990). Dooge (1973) derivó la expresión de la difusividad hidráulica dinámica νd , para el caso de un canal hidráulicamente ancho con fricción de Chezy:
Para el flujo superficial, una expresión general de la difusividad hidráulica dinámica es:
que se reduce a la Ec. 9 para m = 3/2. Para el flujo en canales, una expresión de la difusividad hidráulica dinámica es (Ponce, 1986):
Dado que la difusividad hidráulica desaparece en la condición de estabilidad neutra, las Ecs. 9-11 explican el comportamiento dinámico de las ondas (Ponce y Simons, 1977). Esta condición se caracteriza por el número de Vedernikov V = 1. El número de Vedernikov (Vedernikov, 1945; Powell, 1948; Craya, 1952; Chow, 1959) es:
Dadas las Ecs. 10-12, la difusividad hidráulica dinámica se puede expresar en términos del número de Vedernikov de la siguiente manera:
Para β = 1 [es decir, un canal de ancho superior que se expande
rápidamente de manera que el perímetro mojado aumenta en la misma
proporción que el área de flujo (un canal de radio hidráulico
constante)], la Ec. 12 predice que Dada la Ec. 13, es posible extender la teoría de ondas cinemáticas al ámbito de las ondas dinámicas. De seta manera, un componente dinámico puede incorporarse de manera efectiva en las soluciones de flujo superficial, mientras permanece dentro del mismo marco computacional de las soluciones de ondas cinemáticas. El uso de una difusividad hidráulica dinámica (es decir, dependiente del número de Vedernikov) está destinado a ser más general que las soluciones de onda cinemática o de difusión, particularmente en situaciones en las que el número de Vedernikov es sustancialmente diferente de cero (por ejemplo, para flujos cerca al crítico y supercríticos dentro del banco u orilla). Sin embargo, su viabilidad cuando se aplica a problemas de flujo superficial queda por determinar mediante un estudio más detallado.
10. RESUMEN Y CONCLUSIONES Se revisan la teoría de las ondas cinemáticas y de difusión, impulsadas por la continua controversia referente a su naturaleza y aplicabilidad. Se demuestra que las ondas cinemáticas no son difusivas, pero que sufren cambios de forma durante la propagación debido a su naturaleza no lineal. En el flujo superficial y en el flujo en canales (dentro del banco), esta característica le da a las ondas cinemáticas la capacidad de empinarse, lo cual eventualmente conduce a la formación del choque cinemático. Se demuestra que el choque cinemático es poco común y que ocurre solo bajo un conjunto de circunstancias altamente selectivas, que incluyen: (1) Una onda cinemática propiamente dicha; (2) una relación pequeña de flujo base a flujo pico; (3) un canal hidráulicamente ancho y suficientemente largo; y (4) un flujo con alto número de Froude. La ocurrencia común del choque cinemático en soluciones de flujo superficial, particularmente cuando se usa el método de las características, se atribuye a la ausencia total de difusión del escurrimiento en estas soluciones. En la práctica, las pequeñas irregularidades en el flujo y geomorfología de la cuenca suelen producir suficientes efectos difusivos para contrarrestar el desarrollo del choque. Se ha demostrado que las soluciones de ondas cinemáticas que utilizan diferencias finitas poseen cantidades intrínsecas de difusión y dispersión numéricas, como consecuencia del tamaño finito de la malla. Estos efectos numéricos son artificiales y tienden a desaparecer a medida que se refina (reduce) el tamaño de la malla. En el límite, cuando el tamaño de la malla se aproxima a cero, los efectos numéricos tienden a desaparecen. En la práctica, esto significa que las soluciones de ondas cinemáticas de flujo superficial dependen de la malla; es decir, los resultados son función del tamaño de ésta, con la solución típica presentando cantidades apreciables de difusión y dispersión numéricas.
El modelado de ondas cinemáticas se puede mejorar ampliando la teoría de
ondas cinemáticas al ámbito de las ondas de difusión. De esta manera,
la difusión inherente en los cálculos prácticos de escorrentía puede
calcularse directamente en el modelado. En este sentido, el método Muskingum-Cunge es particularmente
atractivo, porque si bien se mantiene dentro del marco computacional de
los modelos de ondas cinemáticas, tiene suficiente información física
para comparar favorablemente con soluciones numéricas implícitas de la
ecuación de la onda de difusión. Se revisa la aplicabilidad de las ondas cinemáticas y difusivas. Se concluye, haciéndo eco de estudios anteriores, que la mayoría de las situaciones de flujo superficial satisfarían el criterio de onda cinemática, y que la mayoría de los casos de propagación de ondas de crecida en canales o corrientes cumplirían el criterio de onda de difusión. Sólo en situaciones con tendencias disipativas fuertes o un control sustancial aguas abajo sería necesario recurrir a la onda dinámica para describir adecuadamente la propagación de ondas poco profundas. El problema de la elección entre los métodos de onda cinemática e hidrograma unitario para cálculos prácticos de escurrimiento se examina con la ayuda del concepto de escala de la cuenca. El uso del método de onda cinemática está indicado principalmente para cuencas pequeñas (menores a 2.5 km2), particularmente en los casos en los cuales es posible resolver el detalle físico sin comprometer la naturaleza determinística del modelo. Se recomienda el uso del método del hidrógrama unitario para cuencas de tamaño mediano; es decir, mayores a 2.5 km2 y menores a 1,000 km2, para los cuales el método de la onda cinemática puede resultar difícil de implementar. Se recomienda el uso de la onda cinemática como herramienta para el desarrollo de hidrogramas unitarios sintéticos. Se revisa la extensión dinámica a la teoría de ondas cinemáticas y de difusión con miras al futuro. Se demuestra que la extensión dinámica tiene en cuenta adecuadamente la dependencia de la difusividad hidráulica del número de Vedernikov, lo que permite que la simulación sea compatible con el efecto dinámico. Este tipo de modelado sería particularmente aplicable al flujo en canales para el cual el número de Vedernikov sea sustancialmente diferente de cero; por ejemplo, para flujos cercanos al crítico y flujos supercríticos limitados dentro del banco u orilla.
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