Todas las mañanas cuando vamos a trabajar, la energía que nos pone en marcha proviene de nuestro desayuno. Si comimos huevos, los huevos vinieron de una gallina, y la gallina comió maíz o algo así, u otra comida. El maíz provino de la maravillosa mezcla de la Naturaleza (mediante la fotosíntesis) de la energía del sol, el dióxido de carbono de la atmósfera, el agua de la hidrósfera y los nutrientes de la litósfera. Todos estos materiales son nuevos y se producen y reciclan constantemente; de lo contrario, simplemente nos quedaríamos sin huevos.

Cada vez que vamos a trabajar, usamos un automóvil o algún medio de transporte público: autobús, tren o avión. Normalmente, los vehículos son propulsados por gasolina u otro combustible fósil. Estos combustibles se produjeron durante un largo período de tiempo, comenzando hace aproximadamente 300 millones de años. En comparación, nuestra especie, el Homo sapiens, tiene solo unos 200 mil años, y la civilización, tal como la conocemos, tiene sólo alrededor de 10 mil años. Los combustibles fósiles contienen materia orgánica que, al quemarse, libera dióxido de carbono y agua, devolviendo estos materiales a su lugar de origen.

Sólo que hay un problema: el carbono de los combustibles fósiles es carbono viejo y cuando se libera al aire, compite por el espacio con el carbono nuevo, es decir, el carbono generado por quema de materia vegetal. Entonces estamos mezclando dos carbones, viejo y nuevo, en el mismo lugar. (Imagine lo que sucedería si las personas que murieron en los últimos 100 años de repente decidieran resucitar y poner un pie en la Tierra. ¿No nos sentiríamos abarrotados?).

Ante estos hechos, la pregunta es:  ¿Se contaminará la atmósfera con más carbono si seguimos quemando combustibles fósiles? Es lógico que así será. ¿Puede la ecosfera absorber el carbono extra? Todo indica que esto es lo que ha estado sucediendo. Pero hay un límite. Ahora parece que hemos llegado a ese límite.

¿Qué sucede si la atmósfera se llena con cantidades adicionales de dióxido de carbono? No escondamos la cabeza debajo de la alfombra. El aumento de las temperaturas superficiales del aire y del océano de las últimas tres décadas se correlaciona con la contaminación humana de la atmósfera con dióxido de carbono. Hay demasiadas personas que usan demasiadas máquinas que queman demasiado combustible fósil en la Tierra. Este exceso está provocando cambios perceptibles en los patrones climáticos, y desastres "naturales" más frecuentes o intensos como inundaciones, sequías, incendios forestales y huracanes. La ética y la razón exigen que detengamos este proceso.

La estrategia a mediano y largo plazo debe ser un alejamiento mundial de los combustibles fósiles, hacia la energía renovable. Observamos que ésa es la forma en que vivieron nuestros antepasados hace más de 150 años, simplemente un parpadeo en el tiempo geológico. ésta es la única estrategia verdaderamente sostenible.

Tal es la disyuntiva de la civilización moderna. Estamos todos juntos en esto, y todos tenemos que ponernos de acuerdo para arreglarlo. éste es el verdadero desafío de la humanidad actual.