PRÓLOGO

Muy pocas personas están enteradas de que el reconocido físico Albert Einstein escribió en 1926 un artículo sobre la causa de los meandros, explicándola con base en la aceleración de Coriolis. Tampoco muchos conocen que su hijo, Hans A. Einstein, el creador de la famosa fórmula de transporte de sedimentos, llegó a la ingeniería hidráulica en forma circunstancial, después de haberse desempeñado cinco años como ingeniero estructural. No sabemos con certeza si Albert tuvo algo que ver con la decisión de su hijo de cambiar de especialidad y dedicarse de lleno a la ingeniería hidráulica. Sin embargo, sabemos que ambos, padre e hijo, sentían un admirable respeto y, ciertamente en el caso del joven Einstein, una decidida pasión por los sedimentos. La historia demuestra que Hans se abocó por más de cuarenta años a la teoría y práctica del transporte de sedimentos.

La hidráulica de sedimentos no es una materia fácil. Algunos de sus secretos permanecen aún sin descubrir, a pesar de los muchos años de esfuerzos de científicos distinguidos, entre ellos los Einstein. Esto no debe desanimar a los investigadores e ingenieros del presente y del futuro. El verdadero placer está en el camino, y en la satisfacción de haberlo recorrido. El libro titulado "Erosión y Transporte de Sedimentos," del Ingeniero Roberto Alfaro, continúa esta tradición, siguiendo el ejemplo de sus predecesores.

La razón de ser de los ríos es llevar el sedimento y los sólidos disueltos al océano. El ser humano interfiere con este proceso al aprovechar el agua, muchas veces sin tomar en cuenta que ésta ya está comprometida para transportar los sólidos al mar. Existe una relación robusta entre la descarga líquida y la descarga sólida, expresada por el conocido principio de Lane. Los cambios en esta relación, naturales o artificiales, traen consigo procesos geomorfológicos a mediano y largo plazo, hasta el reestablecimiento de un nuevo equilibrio.

El libro del Ing. Alfaro trata la teoría y práctica de la ingeniería hidráulica de sedimentos. Ambos son necesarios para explicar la complejidad y variabilidad espacial y temporal del proceso. En la práctica, los problemas de sedimentos son diversos y recurrentes. Así, los procesos de erosión y transporte de sedimentos requieren, si no de una precisión matemática, por lo menos de un entendimiento formal. Este libro, leído de carátula a carátula, permite la exploración del tema de la hidráulica de sedimentos, con miras a un eventual esclarecimiento. La explotación del mismo, difícil aún para los Einstein, se hará sólo a través de la práctica y, como nos recuerda el inmortal Maquiavelo, con el buen augurio de la diosa Fortuna.

   Víctor M. Ponce
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