GANAR O PERDER: ÉSE ES EL DILEMA
Universidad Estatal de San Diego, San Diego,
California, EE.UU.
vponce@sdsu.edu, poncevm@gmail.com
En su obra seminal Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio,
escrita originalmente alrededor de 1517, Nicolás Maquiavelo,
el famoso pensador italiano, consideró oportuno mencionar la singular situación
humana dos veces, por si acaso sus lectores se lo perdieran la primera vez.
Dijo: "En todos los asuntos humanos, uno se da cuenta, si los examina
de cerca, de que es imposible eliminar un inconveniente sin que surja otro".
Más adelante en la misma obra, Maquiavelo reiteró: "En todos los asuntos humanos existe
esta dificultad: Cuando se quiere llevar las cosas a la perfección,
siempre se encuentra que, ligado al bien, hay algo de mal...
y pareciera imposible
tener uno sin el otro." Observamos los dos elementos que sustentan
las admoniciones de Maquiavelo: (1) los asuntos humanos, y (2) la dualidad del bien y el mal.
En lo que resta de este artículo, describimos tres casos con los que
intentamos
demostrar que si Maquiavelo no tenía la razón, al menos estaba apuntando en
la dirección correcta. Éste es el verdadero dilema de la sociedad humana:
Cómo ganar sin perder. En la medida en que hasta el momento
no hemos podido resolver este problema de manera satisfactoria, continúa
siendo una espina clavada en nuestro costado.
La disponibilidad de agua local varía grandemente de acuerdo al clima.
Un indicador seguro es la duración de la temporada de lluvias,
medida en número de meses al año. En climas muy áridos, este
número puede ser tan sólo de uno o dos meses, mientras que en climas
muy húmedos puede durar doce meses, es decir, ¡todo el año!
Cuando a principios del siglo XX el desarrollo contemporáneo comenzó en forma decidida,
los ingenieros hidráulicos
se dieron a la tarea de transportar el agua desde donde se producía
hasta donde se necesitaba. Con el tiempo, los embalses
de agua comenzaron a multiplicarse en todo el paisaje.
Aquí es donde las admoniciones de Maquiavelo empiezan a tomar sentido.
Los embalses se construyen para almacenar agua,
pero el agua nunca se encuentra sola, es decir, en su estado
puro (H2O). Mientras fluye sobre la superficie de la Tierra,
impulsada por la gravedad en dirección al océano estratégicamente
más cercano,
el agua tiende a recoger materiales sólidos como arena,
limo y arcilla. Éstos son los llamados sedimentos, porque
pueden, y eventualmente lo hacen, separarse del flujo y
convertirse en depósitos de sedimentos. Por lo tanto, el
diseño de embalses enfrenta el problema de
cómo manejar los sedimentos, los cuales estarán presentes, nos guste o no.
La remoción de los sedimentos por medios mecánicos no soluciona el asunto,
porque el agua que fluye tiene la capacidad de arrastrar sedimentos
del ambiente circundante para satisfacer su capacidad de transporte, es decir,
cargar precisamente la cantidad de sedimentos que la Naturaleza ha determinado que debe llevar.
Por lo tanto, es un hecho establecido y aceptado por los ingenieros
hidráulicos, que todos los embalses de agua eventualmente se llenarán
de sedimentos (Fig. 1).
Manejo de la irrigación
La mayoría de las personas considera el riego tecnificado como una empresa encomiable.
El riego puede requerir el transporte de agua a grandes distancias,
y aquí es donde la situación se complica (Fig. 2).
Al entrar en contacto con la
superficie del suelo, el agua tiende
a recoger sólidos de todos tipos. El momento dipolar, intrínseco en cada
molécula de agua, garantiza la solución de diversos
sustancias químicas, entre ellas, los cationes
de metales alcalinos (sodio Na+ y potasio K+) y
alcalinotérreos (magnesio Mg+ y calcio Ca+) (Ponce, 2021).
A lo largo de los años, los ingenieros de riego han desarrollado una forma de afrontar el problema del manejo de la salinidad. Ellos añaden una determinada cantidad de agua, denominada "fracción de lavado", a las necesidades de evapotranspiración potencial del cultivo en cuestión, para así eliminar la sal de la zona radicular y conducirla hacia aguas abajo, a modo de drenaje. Pero esto resulta aumentando el contenido de sal de las aguas receptoras, ya sean éstas superficiales o subterráneas.
La sal antropogénica resultante de la actividad de riego se suma
a la cantidad total de sal que ya existía
en el río en su estado natural.
Todos los ríos tienen una cierta concentración natural de sal, la cual
aumenta a medida que éstos fluyen aguas abajo, desde sus
cabeceras hacia su término en el océano
El cambio climático global es
un problema existencial al cual actualmente se enfrenta el mundo
comtemporáneo.
El cambio climático global del ultimo siglo está relacionado
con los logros del industrial estadounidense
Henry Ford. En 1913, Ford finalizó la implementación de
su línea de ensamblaje, la cual permitió la producción en
masa de vehículos automotores, aumentando
considerablemente la producción de automóviles.
Este intrépido desarrollo provocó una reducción en el
costo de los automóviles hasta tal punto que muchas más
personas pudieron tener acceso a ellos. De hecho, la línea
de ensamblaje puso el automóvil al alcance
de muchas más personas que antes de la invención de Henry Ford.
Intrínseca a los combustibles fósiles es la cuestión del tiempo geológico.
El aumento persistente del dióxido de carbono atmosférico
de los últimos 100 años ha sido documentado por
la obra pionera de Charles D. Keeling
(1928-2005), quien, a partir de 1959, emprendió la medición de la
concentración de CO2 atmosférico en Mauna Loa, Hawaii.
La llamada curva Keeling, la cual continúa siendo trazada hasta la fecha
(2024) por su hijo, Ralph F. Keeling, muestra claramente la
relación directa entre la concentración de CO2 en la atmósfera
y la quema antropogénica de combustibles fósiles.
El concepto de impacto ambiental se remonta al año 1969,
en el cual se aprobó la Ley de Política Ambiental Nacional (National Environmental Policy
Act, NEPA) en los Estados Unidos.
A partit de ese momento se reconoció oficialmente que los proyectos de desarrollo
podían producír ciertos impactos, presumiblemente no deseados, en el medio ambiente circundante.
Surgió así la necesidad de evaluar los proyectos cuidadosamente,
utilizando métodos racionales de análisis.
De este modo los profesionales responsables podrían determinar
si valía la pena continuar con el proyecto, una vez identificadas
claramente las ventajas y desventajas, y comparadas sobre bases similares
(Leopold y otros, 1971; Dee y otros, 1972; 1973).
Este cambio de perspectiva con respecto a los proyectos de desarrollo
prácticamente ha institucionalizado el sentido de las admoniciones de
Maquiavelo, convirtiendo en ley lo que antes se había considerado,
en el mejor de los casos, una aguda observación. Más de 50 años
después de la aprobación de la ley NEPA, ahora está ampliamente establecido
que las características, positivas y negativas, de los proyectos
de desarrollo deben evaluarse cuidadosamente con el fin de decidir si
continuar o no con los desarrollos propuestos.
Con la evaluación del impacto ambiental ahora
firmemente establecida, está claro que es necesario ampliar
las investigaciones científicas y profesionales para
comprender una amplia gama de campos de estudio, lo cual requerirá
la formación de equipos técnicos interdisciplinarios.
Aquí nuevamente reaparece el genio de Maquiavelo para dejar
las cosas aún más claras. Él advierte que "Los hombres cometen bastantes
errores sobre las cosas en general, pero no tantos sobre las
cosas en particular". En otras palabras, es fácil para una persona
resolver un problema específico, pero no uno que presente diversos ángulos.
Machiavelli, N. (2018). Discursos Sobre la Primera Década de Tito Livio, Editorial Losada, original
escrito ca. 1517 en idioma italiano.
Leopold, L. B., F. E. Clarke, B. B. Hanshaw, y J. E. Balsley. (1971).
A procedure for evaluating environmental impact.
U.S. Geological Survey Circular 645, Washington, D.C.
Dee, N., J. Baker, N. Drobny, K. Duke, y D. Fahringer. (1972).
Environmental evaluation system for water resource planning,
Report to Bureau of Reclamation, U.S. Department of Interior,
Battelle Columbus Laboratory, Columbus, Ohio, enero, 188 páginas.
Dee, N., J. Baker, N. Drobny, K. Duke, I. Whitman,
y D. Fahringer. (1973). An environmental evaluation system for water resource planning.
Water Resources Research, Vol. 9, No. 3, junio,
523-535.
Pillsbury, A. F. (1981). The salinity of rivers.
Scientific American, Vol. 45, Número 1, Julio, 55-65.
Ponce, V. M. (2021). Las propiedades del agua.
Publicación en línea. https://ponce.sdsu.edu/propiedades_del_agua.html
USAFacts.org. (2024). How many dams does America have?
https://usafacts.org/articles/how-many-dams-does-america-have/
Consultado el 14 de febrero de 2024.
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