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La Cordillera Blanca, cerca de
Huaraz, Ancash, Perú.
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EFECTO DEL CAMBIO CLIMÁTICOSOBRE LA CORDILLERA BLANCA DEL PERÚ
Víctor M. Ponce
150710
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Resumen. El cambio climático está amenazando
con alterar el delicado
equilibrio de la Naturaleza. El calentamiento de los últimos 50 años
ha producido una serie de efectos negativos. Este artículo trata del
efecto que el calentamiento global está teniendo sobre los glaciares tropicales,
incluyendo deshielo, recesión, y posible eventual desaparición.
El foco de este artículo es la Cordillera Blanca de Perú,
un recurso de importancia regional y global,
con un considerable valor natural y estético.
En los últimos 50 años, el aumento en la temperatura de la superficie de la Tierra
ha sido de aproximadamente 0.8°C. Esto
ha afectado negativamente los glaciares tropicales,
produciendo una disminución en el área de cobertura
y el volumen total. Además, el deshielo de los glaciares ha causado un
aumento en el número de lagos adyacentes, la mayoría de los cuales son morrénicos.
El continuo deshielo representa una seria
amenaza potencial, debido a las
inundaciones y aluviones que se originan en los desbordes de los lagos.
El manejo correcto de esta situación requerirá de un mayor
entendimiento científico y de una renovada perspectiva interdisciplinaria,
en base a las cuales el gobierno del Perú y sus socios de la comunidad
internacional puedan desarrollar una estrategia eficaz para hacer frente a
estas amenazas. Dado que la sostenibilidad está fuera del caso,
el objetivo principal deberá ser el mitigar/reducir
los efectos del
calentamiento global en las próximas una a dos generaciones.
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1. EL CAMBIO CLIMÁTICO GLOBAL
El cambio climático global se refiere al calentamiento acelerado del clima en los últimos 50 a 60 años,
atribuible a
la quema de combustibles fósiles.
Desde los albores de la revolución
industrial, las sociedades desarrolladas han quemado carbón,
petróleo, y gas natural para uso en la industria energética,
el desarrollo urbano y el transporte. La emisión excesiva de dióxido de carbono a la atmósfera
está amenazando con alterar el delicado equilibrio de la Naturaleza.
Actualmente una mayor cantidad de carbono entra en la atmósfera
que la que sale
a través de la fotosíntesis y otros procesos naturales.
El indicador más reconocido del cambio climático global
es la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera,
medida en el Observatorio de Mauna Loa, Hawaii.
La Figura 1 muestra el registro completo hasta la fecha,
el cual abarca el período comprendido entre 1958 y 2020.
La curva sesgada roja muestra las variaciones estacionales (los datos corresponden al
Hemisferio Norte), mientras que la curva negra muestra la tendencia anual media.
A esta curva se la conoce como la curva de Keeling, en honor a
Charles David Keeling, quien comenzó el registro
(Ponce, 2011).
NOAA Earth System Research Laboratory |
Fig. 1 Curva de la concentración de dióxido de carbono
en la atmósfera, medida en Mauna Loa, Hawaii.
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2. EL CALENTAMIENTO GLOBAL
La curva de la Figura 1 muestra que la concentración de dióxido de carbono,
la cual era alrededor de 318 ppm en 1958,
ha alcanzado en estos tiempos [2020]
el valor de
417 ppm, y continúa mostrando una tendencia ascendente. Estos datos
muestran que la concentración de dióxido de carbono
ha aumentado alrededor del 31% en los 62 años de registro.
A nivel global, la mayoría de los científicos
opinan que el aumento que muestra la curva de Keeling se debe a
la quema excesiva de combustibles fósiles, los que
una vez en la atmósfera, tienden a acumularse,
ya que no existe una manera efectiva de regresar a la Tierra
(en las cantidades en que se está quemando).
En efecto, puede observarse que la atmósfera está actuando
como un conveniente basurero para el exceso de carbón
producido por el mundo desarrollado.
¿Cómo afecta la concentración de dióxido de carbono
al cambio climático global?
O, expresado de otra manera: ¿Cómo puede el aumento
de CO2 en la atmósfera producir el calentamiento global?
Para responder a esta pregunta, tenemos que identificar
los constituyentes de la atmósfera:
(a) nitrógeno (78%), (b) oxígeno (21%),
(c) vapor de agua (0.4%), (d) dióxido de carbono (0.0417%, es decir, 417 ppm),
y (e) porcentajes más pequeños de otros gases.
Los constituyentes de la atmósfera están sujetos
a cambios en el tiempo geológico,
tendiendo a ser esencialmente constantes cuando se evalúan
en la escala de tiempo de interés humano, por decir, 100 años.
La excepción es el dióxido de carbono,
el cual ha aumentado aproximadamente 31% en los últimos 60 años (Fig. 1).
En 1896, Svante Arrhenius publicó un artículo
titulado
"Sobre la influencia del ácido carbónico en el aire en
la temperatura de la superficie de la Tierra," en el cual
estableció los fundamentos de la ciencia del calentamiento global
(Arrhenius, 1896).
Arrenhius explicó que el aire retiene el calor de dos formas:
Por difusión cuando
el calor se transmite a través del aire, y
Por absorción selectiva,
ya que algunos componentes de la atmósferas absorben grandes cantidades de calor.
El nitrógeno (N2) y oxígeno (O2), los componentes principales de la
atmósfera, son moléculas diatómicas homonucleares,
unidas muy firmemente
para ser capaces de absorber calor por vibración. La absorción
selectiva de calor es llevada a cabo por el dióxido de carbono (CO2) y
vapor de agua (H2O), dos moléculas no-diatómicas que están presentes
en el aire en pequeñas cantidades.
Estas dos moléculas constan cada una de dos
elementos y más de dos átomos, éstos unidos sin la firmeza suficiente,
y por lo tanto,
capaces de vibrar levemente
con la absorción de la radiación infrarroja, es decir,
el calor procedente de la superficie de la Tierra (Fig. 2).
Con el tiempo, la molécula que
vibra emitirá la radiación de nuevo
y es probable que ésta sea absorbida por otra
molécula. Este ciclo de absorción-emisión-absorción
mantiene parte
del calor cerca de la superficie de la Tierra, aislando a esta última del frío
del espacio exterior. Otros compuestos no-diatómicos de absorción
de calor,
tales como el metano (CH4) y el óxido
nitroso (N2O) también están presentes en
la atmósfera, pero en concentraciones mucho menores.
University
Corporation for Atmospheric Research |
Fig. 2 Absorción de calor
por vibración de la molécula de dióxido de carbono.
|
De los dos más importantes constituyentes no-diatómicos de la atmósfera,
el vapor de agua (H2O) y el dióxido de
carbono (CO2), sólo este último tiene un
origen antropogénico claramente establecido.
El vapor de agua varía en la atmósfera de una manera
impredecible, sin que se pueda discernir la influencia humana, dada la escala
temporal de análisis (los últimos 60 años).
La absorción selectiva de calor a través de la vibración de los
componentes no-diatómicos de la atmósfera significa efectivamente
que éstos sirven como una manta (o cobertor) para retener el calor cerca de la
superficie terrestre, impidiendo su difusión al
espacio exterior. La concentración puede tomarse como una indicación del espesor de
la manta. Por lo tanto, se concluye que
una concentración de dióxido de carbono de
417 ppm debe ser aproximadamente 31% más eficaz en la retención
de calor que una concentración de 318 ppm.
El registro de la temperatura
media del planeta a través de los años demuestra
que el calentamiento efectivamente está ocurriendo.
La Figura 3
muestra los incrementos de temperatura
(cuadrados negros) y sus medias movibles de 5 años de duración (curva roja),
referidos al período de base de 1950 a 1980. Estos datos indican que las
temperaturas medias globales han aumentado cerca de 0.8°C desde 1960.
NASA Goodard Institute for Space Studies |
Fig. 3 Incremento en las temperaturas medias globales: 1880-2015.
Por lo tanto, existen muy buenas razones para opinar que la Figura 2 es la causa
y la Figura 3 el efecto, y que la temperatura media de la superficie
de la Tierra efectivamente está aumentando. Puesto que la quema de combustibles fósiles
es el único proceso capaz de bombear dióxido de carbono a la atmósfera
en cantidades tan considerables, se ve claramente cómo esta actividad,
que ha aumentado en los últimos 50 años,
puede ser considerada como la responsable del problema.
Los efectos que el calentamiento global tendrá en el
ciclo hidrológico, en el clima de cada región,
en los casquetes polares, y en los glaciares esparcidos
a través del mundo, están comenzando
a ser examinados. En este artículo, nos concentramos en la Cordillera
Blanca de Perú, la cual presenta la mayor concentración de glaciares
tropicales. Es de esperar que el calentamiento global
afecte a estos glaciares en forma
considerable.
3. LA CORDILLERA BLANCA DEL PERÚ
La Cordillera Blanca de Perú se encuentra entre
los 8°23' y 10°02' grados de Latitud Sur,
abarcando 122 picos, con altitudes por encima de 5,000 m, de los cuales 15 de ellos
están por encima de los 6,000 m (Banco de Datos de Glaciares, 2015).
En 1970, la
extensión de los glaciares se midió
en 723 km2, lo cual constituye el 26% de toda la superficie
cubierta por los glaciares tropicales, localizados en Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, África e Indonesia
(Ames y Francou, 1995).
Hay 755 glaciares en la Cordillera Blanca [2015] (Nelson Santillán, comunicación personal). Como es habitual en los trópicos,
estos glaciares son pequeños en extensión, con un promedio de 1 km2.
Muy pocos de ellos cubren un área superior a 5 km2.
La Figura 4 muestra las características
geográficas más destacadas de la Cordillera Blanca:
(a) el contorno de la cuenca del río Santa, (b)
la Cordillera Blanca, cubierta de hielo, a lo largo
del flanco oriental, y (c) la Cordillera Negra, libre de hielo,
a lo largo del flanco occidental. Se denota lo siguiente:
Picos principales
por encima de los 6,000 m de altitud, Tabla 1 (a) (triángulo oscuro);
Ciudades (círculo oscuro);
Estación meteorológica Querococha (cuadrado oscuro);
Glaciares Broggi, Uruashraju, y Yanamarey (triángulo claro
dentro de un circulo
claro); y
Lagos con riesgo de avalancha, Tabla 1 (b) (estrella clara).
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Modificado de Ames y Francou |
Fig. 4 Localización geográfica de la Cordillera Blanca del Perú.
Tabla 1 (a) Picos por encima de los 6,000 m de elevación.1
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Etiqueta |
Nombre |
Elevación (m) |
A |
Santa Cruz |
6,259 |
B |
Huandoy |
6,395 |
C |
Huascarán |
6,768 |
D |
Hualcán |
6,125 |
E |
Ranrapalca |
6,162 |
F |
Huantsán |
6,395 |
1 Fuente: Ames y Francou, 1995, op. cit..
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Tabla 1 (b) Lagos con riesgo de avalancha.1
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No. |
Nombre |
1 |
Safuna |
2 |
Arhuaycocha |
3 |
Milluacocha |
4 |
Palcacocha |
5 |
Tullparaju |
1 Fuente: Nelson Santillán Portilla,
Autoridad Nacional del Agua, Lima, Perú.
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4. LOS EFECTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO
Los efectos del cambio
climático en la integridad de los glaciares tropicales son predecibles.
Está ocurriendo deshielo, el cual, dependiendo de la
magnitud de la recesión, puede llegar a comprometer total o parcialmente
la integridad del glaciar. Los glaciares de la Cordillera Blanca son bastante grandes en comparación
con otros glaciares de las zonas tropicales y, por lo tanto, es probable
que el proceso de deshielo dure más tiempo. Los glaciares tropicales más pequeños
en otros países de Sudamérica están en franca
recesión o bien ya han desaparecido por completo (Fig. 5)
(Vuille, 2013).
Fig. 5 Secuencia de fotos del Glaciar Espejo,
en el Pico Bolívar, Venezuela, mostrando el deshielo progresivo
[Cortesía de Eduardo Carillo, citado por Vuille (2013)].
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Recesión glaciar. Los efectos del cambio climático sobre la
Cordillera Blanca de Perú se han documentado desde finales de
la década de 1960. Ames y Francou (1995)
han reportado las mediciones de los glaciares Broggi, Uruashraju y Yanamarey
mostradas en la Tabla 2, las cuales indican un aumento en las tasas de recesión desde 1982
(ver la Fig. 4 para las localizaciones geográficas de estos glaciares).
Por otra parte, estudios más recientes del glaciar Yanamarey han
demostrado que la tasa media de recesión en el período
2003-2009 ha superado los 30 m/año (Bury et al., 2010).
Usando las tasas actuales de recesión, Bury et al. (op. cit.)
han proyectado que el glaciar Yanamarey desaparecerá completamente
en los próximos 50 años (Fig. 6).
Tabla 2. Tasas de recesión
medidas en tres glaciares de la Cordillera Blanca.
|
Período |
Tasa de recesión (m/año)
|
Broggi |
Uruashraju |
Yanamarey |
1932-48 |
18.1 |
- |
- |
1949-81 |
11.0 |
8.0 |
6.0 |
1982-93 |
30.0 |
19.6 |
18.6 |
|
Fig. 6 (a)
Perspectiva del glaciar Yanamarey, apuntando hacia el noreste [2015].
|
Fig. 6 (b)
Detalle del glaciar Yanamarey, mostrando las áreas de deshielo reciente [2015].
|
La Figura 7 muestra el Lago Querococha, situado aguas abajo
del glaciar Yanamarey, en dirección oeste (Ver la Fig. 4 para la localización
geográfica).
El glaciar está parcialmente visible en el fondo de la foto,
la cual muestra
que en ese tiempo (2003) el glaciar podría haber cubierto una mayor área; compárese con la Fig. 6 (a).
Fig. 7 El Lago Querococha, con el glaciar Yanamarey parcialmente
visible al fondo (foto tomada en agosto del año 2003).
|
Varios estudios han tratado de estimar la magnitud de la recesión glaciar en la Cordillera Blanca.
Con el uso de teledetección, Racoviteanu et al. (2008) encontraron que la superficie total de los glaciares
ha disminuído un 22.4% entre los años 1970 y 2003, lo cual corresponde
a una tasa promedio de 0.68% por año. Por otro lado,
Baraer et al. (2012) han documentado una
tasa de recesión de 0.62% por año para el período
1930-2009. Para el período más reciente
de 1990-2009, los datos de Baraer et. al. (op. cit.) muestran
una tasa de 0.81% por año,
lo cual indica que ha habido una aceleración en la tasa de recesión en los últimos años.
Por otra parte, un estudio reciente
ha demostrado que la pérdida de la superficie glaciar en la Cordillera Blanca en
el período 1970-2003 ha sido de 27% (Autoridad Nacional del Agua, 2014).
Efectos relacionados. Los efectos del cambio climático sobre la Cordillera Blanca
y otros glaciares de la zona tropical no se limitan solamente a la recesión glaciar. Los efectos abarcan
varios cambios en diferentes áreas, incluyendo: (a) climatología, (b)
geomorfología, (c) hidrología, (d) ecología, y (e)
socioeconomía. Estos cambios se describen en la Tabla 3.
Tabla 3. Efectos del cambio climático en la Cordillera Blanca y alrededores.
|
Campo |
Efecto
| Descripción
|
(a) Climatología |
Aumento de temperatura |
Las temperaturas han aumentado
considerablemente en los últimos 50 años. |
Recesión de glaciares |
Los glaciares
se han retirado en forma marcada en los últimos 30 a 50 años. |
(b) Geomorphología |
Formación de lagos |
El número de lagos de origen glaciar
ha aumentado más del 70% en los últimos 50 años. |
Desembalse súbito de los lagos |
El desembalse súbito de los lagos representa una amenaza para las ciudades que ocupan los valles
aguas abajo. |
(c) Hidrología |
Estacional |
A corto plazo,
hay cambios en el escurrimiento estacional
porque el deshielo adicional aumenta el flujo de base. |
Anual |
A mediano plazo, hay mayor escurrimiento porque
el deshielo adicional llega a la red de drenaje. |
Plurianual |
A largo plazo, se producirán disminuciones en el escurrimiento, pues
la humedad ya no está siendo retenida en forma de hielo y nieve. |
(d) Ecología |
Zonas biológicas |
Se han identificado por lo menos diez zonas biológicas,
las cuales tenderán a cambiar. |
Especies de flora |
Más de 50 especies rastreras y 18 especies arbustivas y arbóreas que han sido identificadas serán afectadas.
|
Especies de fauna |
Más de 70
especies de animales serán afectadas. |
(e) Socioeconomía |
Asentamientos humanos |
Las poblaciones que viven en el
Callejón de Huaylas serán directamente afectadas. |
|
Los cambios en la Cordillera Blanca se están produciendo en la actualidad
y es de esperar que continúen en el futuro.
La cobertura glaciar ha disminuído en más de un 25% desde 1970; además, entre 1951 y 1999,
la temperatura media ha
aumentado un valor de 0.35°-0.39° por década, a un ritmo acelerado (Bury et al., 2010).
Nuevos lagos glaciares. Los lagos glaciares se crean como resultado directo del deshielo.
Los lagos de gran tamaño,
particularmente aquéllos con volúmenes de más de 5 millones de metros
cúbicos, representan riesgos considerables para los residentes locales e infraestructura, en
vista de la magnitud de la destrucción que se produciría como
consecuencia de un desembalse súbito. En 1953,
un inventario de lagos glaciares reveló la existencia de 223 lagos de la Cordillera Blanca.
En ese entonces,
treinta y
cinco (35) de estos lagos fueron clasificados como inestables, de los cuales veintitrés (23) de ellos requerían
atención inmediata (Carey, 2010).
Con el cambio climático sostenido y el consecuente aumento de la temperatura media,
el número de lagos de origen glaciar en la Cordillera Blanca ha ido aumentando. En 1962, un
segundo inventario dio un total de 263 lagos; para 1997, el número de lagos había
aumentado a 374. En la actualidad, el número de lagos glaciares en la Cordillera Blanca es
de más de 800 (Tabla 4).
La Figura 8 muestra el Nevado Hualcán, cerca de Carhuaz, un ejemplo
típico de un glaciar con varios lagos próximos.
Tabla 4. Incremento en el número de lagos glaciares en la Cordillera Blanca.
|
Año de medición |
Número de lagos 1 |
Incremento en el número de lagos en el período indicado |
Tasa anual
de incremento en el número de lagos |
1953 |
223 |
- |
- |
1962 |
263 |
40 |
4.0 |
1983 |
314 |
51 |
2.4 |
1997 |
374 |
60 |
4.3 |
2015 |
830 2 |
456 |
25.3 |
1 Carey, M., 2010, op. cit.
2 Nelson Santillán Portilla, Autoridad Nacional del Agua, Lima, Perú.
|
|
Fig. 8 Nevado Hualcán,
mostrando varios lagos glaciares en su lado oeste.
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Rol de los deshielos.
El creciente rol de los deshielos durante la estación seca puede ser conjeturado.
En general, el escurrimiento consta de tres fuentes: (1) el deshielo de los glaciares, (2) el escurrimiento superficial directo,
el cual proviene de la precipitación, y (3) el flujo de base.
En la Cordillera Blanca, Baraer et al. (2008) han reportado diferencias
significativas entre la composición
del escurrimiento medio anual
y aquélla correspondiente a
la estación seca. Por ejemplo, en el Lago Querococha (Fig. 7), los datos de Baraer et al. (op. cit.)
indican que durante la estación seca el volumen de deshielo
constituye la mitad del volumen de escurrimiento (50%),
mientras que en promedio anual el volumen de deshielo es sólo una cuarta parte (25%) (Tabla 5).
Tabla 5.
Variación entre las fuentes de escurrimiento anual y estacional en la cuenca Yanamarey.
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Escala temporal | Período |
Fuente del escurrimiento (%)
|
Deshielo de los glaciares |
Escurrimiento superficial |
Flujo de base |
Anual |
1998-1999 |
25 |
60 |
15 |
Estación seca |
Junio-Agosto 1998 |
50 |
3 |
47 |
|
Impacto social. Los glaciares de la Cordillera Blanca han sostenido a la población que habita el Alto Río Santa
por milenios (Pearsall, 2008). La región se conoce como el Callejón de Huaylas, debido a la
forma de la cuenca, alargada a lo largo del río y rodeada por la Cordillera Blanca al este y la Cordillera Negra al oeste (Fig. 4).
La región consta de una población de 320,000 personas, distribuídas
en numerosos asentamientos rurales.
Aproximadamente la mitad de la población reside en los principales centros urbanos ubicados a lo
largo del río Santa, es decir,
las ciudades de Huaraz, Yungay, Caraz, Carhuaz y Recuay.
Huaraz, con cerca de 120,000 habitantes,
es la capital del departamento de Ancash (Fig. 9).
Fig. 9 La ciudad de Huaraz, en el Callejón de
Huaylas, Ancash, Perú.
|
Desembalse súbito de lagos glaciares. El peligro
de desembalse súbito de lagos glaciares
continúa
siendo una amenaza en la Cordillera Blanca. Es muy probable que esta amenaza sea exacerbada por el cambio climático.
La Tabla 6 documenta los desembalses súbitos más importantes de los últimos 75 años.
Cabe notar que
Carey (2010) ha documentado un total de veintinueve (29)
desembalses súbitos desde el año 1725, con la mayoría de ellos (26)
ocurridos en el último siglo (desde 1917). Las ciudades afectadas han sido Huaraz, Yungay, Caraz, Carhuaz, Huallanca y Chavín de Huantar.
Tabla 6. Desembalses súbitos importantes en la Cordillera Blanca en los últimos 75 años.
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Año/mes/día |
Glaciar |
Elevación máxima de la fuente (m) |
Lago |
Ciudad afectada |
Efecto |
1941 diciembre 13 |
Palcaraju |
6,175 |
Palcacocha Fig. 9 (a) |
Huaraz |
Una avalancha de 15 m de altura descendió sobre la ciudad, matando 5,000 personas |
1945 enero 17 |
Huantsán |
[No disponible] |
Ayhuiñaraju y Carhuacocha |
Chavín de Huantar |
1 millón de m3 de agua, hielo, y escombros sepultó las ruinas de Chavín y
destruyó
2/3 del pueblo, matando 500 personas |
1950 octubre 20 |
Alpamayo |
5,615 |
Jankarurish Fig. 10 (b) |
Huallanca |
3.5 millones de m3
de agua, hielo, y escombros destruyeron la infraestructura hidroeléctrica
a lo largo del río Santa, matando a 200 personas |
1951 octubre 27 |
Artesonraju |
5,934 |
Artesoncocha Fig. 10 (c) |
Caraz |
Un desembalse
súbito liberó 2.8
millones de m3 de agua del Lago Parón, amenazando la ciudad de Caraz |
1954
junio 18 |
Tullparaju |
5,825 |
Tullpacocha Fig. 10 (d) |
Huaraz |
Un desembalse
súbito de agua amenazó la ciudad de Huaraz |
1959 diciembre 8 |
Tullparaju |
5,825 |
Tullpacocha Fig. 10 (d) |
Huaraz |
Un desembalse
súbito de agua amenazó la ciudad de Huaraz |
2003 marzo 19 |
Palcaraju |
6,175 |
Palcacocha Fig. 10 (a) |
Huaraz |
Un desembalse
súbito menor amenazó la ciudad de Huaraz, causando algunos daños
|
|
Fig. 10 (a) El Glaciar Palcaraju, con el Lago
Palcacocha al frente.
|
Fig. 10 (b) El Glaciar Alpamayo, con el
Lago Jankarurish al frente.
|
Fig. 10 (c) El Glaciar Artesonraju con el
Lago Artesoncocha.
|
Fig. 10 (d) El Glaciar Tullparaju con el Lago Tullpacocha.
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5. CONCLUSIONES
El cambio climático, es decir,
el calentamiento global de origen antropogénico,
amenaza con alterar el delicado equilibrio de la naturaleza, por el cual el clima
global está determinado por la concentración de gases no-diatómicos de la atmósfera,
particularmente el dióxido de carbono (CO2). El calentamiento
sostenido de los últimos 50 años ha producido una serie de efectos negativos.
En este trabajo se destacan los efectos del cambio climático sobre los
glaciares tropicales, incluyendo el deshielo, recesión, y su posible eventual desaparición.
Esto pone en peligro la continuidad de una amplia gama de servicios naturales, incluyendo
la disponibilidad del recurso hídrico, la conservación de flora y
fauna, la estética natural del paisaje, y las actividades asociadas de turismo y
alpinismo.
Este trabajo se enfoca específicamente en la Cordillera Blanca del Perú, un recurso regional de
importancia y de alto valor natural y estético. Todos los tipos de vida van a ser
afectados por el calentamiento global y el consecuente deterioro de la Cordillera Blanca.
Este estudio lleva a las siguientes conclusiones:
La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera
ha alcanzado 417 ppm en la actualidad [2020]. Este
aumento es atribuible a la quema de combustibles fósiles.
En los últimos 50 años,
la media global de la temperatura de la superficie terrestre
ha aumentado en alrededor de 0.8°C.
El aumento de la temperatura ha
afectado negativamente los glaciares tropicales, causando una disminución en la
cobertura aérea.
Los cambios han sido graduales, pero la tasa de recesión
parece estar aumentando. El promedio de las tasas de recesión glaciar durante
el período 1930-2009 es de 0.62% por año, y en el período 1990-2009
de 0.81% por año.
Un estudio oficial reciente [2014] ha documentado que la pérdida de la superficie glaciar en la Cordillera Blanca en
el período 1970-2003 ha sido de 27%.
El deshielo de los glaciares ha causado un
aumento en el número de lagos de origen glaciar.
El número de lagos ha aumentado considerablemente en los últimos 60 años,
de 223 en 1953 a más de 800 en la actualidad.
-
El deshielo de los glaciares representa una amenaza constante
de desembalses súbitos de lagos glaciares, los cuales
liberan agua, nieve, hielo y escombros.
Si no se controlan adecuadamente, estos desastrosos eventos causarán estragos
y destrucción en los asentamientos humanos ubicados directamente en la trayectoria de las inundaciones.
La reubicación urbana, aunque pareciera ser
la decisión correcta,
continúa siendo políticamente difícil de aplicar.
Varias de estas
inundaciones, a veces devastadoras, han ocurrido en la Cordillera Blanca en los últimos 100 años
(26 de ellas), y es posible que vuelvan a repetirse.
Un mayor entendimiento científico, en conjunción con un mejor manejo
interdisciplinario, serán necesarios para que el gobierno del Perú y sus
socios en la comunidad internacional puedan desarrollar una estrategia eficaz
para hacer frente a estas amenazas.
La sostenibilidad está claramente
fuera de la cuestión; por lo tanto, el objetivo principal
deberá ser el mitigar/reducir
los efectos del calentamiento global en las
próximas una a dos generaciones.
|
|
BIBLIOGRAFÍA
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