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En el otoño de 1993, pasé un semestre sabático en Ceará, en el Nordeste del Brasil,
investigando sobre el tema de las sequías.1, 2
En ese tiempo, la región estaba sufriendo los efectos de una sequía prolongada, la cual ya iba por el tercer año.
Con el fin de combatir la sequía, el gobierno del estado había preparado un plan de emergencia para transferir agua
del embalse de Orós, en el sertão, a través del río Jaguaribe hacia la costa,
y a través de un canal especialmente construído
para este propósito, hacia el embalse de Pacajús [localizado cerca de la ciudad de Fortaleza], el cual estaba en ese tiempo
casi vacío por causa de la sequía.
Fortaleza es la ciudad más importante de la región,
con una población que aquel entonces rondaba los dos millones de habitantes.
El "Canal do Trabalhador" ("EL Canal del Trabajador")
estaba siendo construido expresamente para el transvase de agua.3
El gobierno consideraba que el canal era el último recurso para mitigar los efectos de la sequía y evitar un desastre.
El alineamiento del canal seguía aproximadamente la costa de Ceará por una distancia de aproximadamente 100 km.
La construcción del canal fue particularmente difícil; debido a los suelos inestables
y la poca pendiente del canal (cerca de 5 cm por km),
lo cual aumenta el riesgo de colmatación.
El canal fue terminado en el tiempo record de seis meses, y comenzó a funcionar a fines del año 1993.
Sin embargo, menos de dos meses después, occurrieron una serie de tormentas fuertes, las cuales llenaron el embalse de Pacajús,
anunciando el fin de la sequía y haciendo totalmente innecesario el Canal del Trabajador.
Actualmente, el canal no se utiliza para el propósito inicial, sino para abastecer proyectos de irrigación a lo largo de su recorrido.
Por lo tanto, la moraleja de la historieta es: "La predicción del clima es difícil y... sujeta a sorpresas."
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